Mantente en contacto
Centro de Prevención de la Violencia
CEPREV
  • INICIO
  • QUIENES SOMOS
  • QUE HACEMOS
    • COLABORA
    • Convocatoria
  • PROYECTOS
  • CAMPAÑA
    • Exposición: "Soy hombre y no quiero armas."
    • Exposición: "Managua, luces y sombras tras el balón."
  • PUBLICACIONES
    • Articulos de Monica Zalaquett
  • BLOG

“Mi pasado fue terrible, pero ya pasó”

19/3/2014

0 Comments

 
Mi nombre es Omar, tengo 26 años y a los 14 comencé a andar en pandillas. Desde que tenía tres años hasta los 13 recibí golpes, puñetazos y palos de mi padre, hasta que me fui de mi casa. Mi papá se drogaba y nos enseñaba defensa personal cuando éramos unos cipotes, porque si no aprendíamos a golpear y a ser violentos, no éramos hombres y no éramos nadie en la vida. A mi madre también la golpeaba y la humillaba.

Cuando a los trece me escapé de mi casa y me metí en las pandillas, había muchos muertos en los enfrentamientos. Viví en las calles varios años y yo mismo les quité la vida a cuatro hombres, a dos de ellos en asaltos. A raíz de eso, me fui huyendo a Costa Rica y allá participé en bandas de asaltantes hasta los 16. A mi regreso seguí en lo mismo hasta caer preso. Estuve tres años en la cárcel y al ver que mi madre había sufrido mucho por mí, decidí al salir trabajar y vender CD musicales en las calles, pero las bandas me buscaban para que siguiera con ellos.

Un día, en el 2013, estaba planeando en mi barrio un atraco en el lugar donde trabajaba como barténder, cuando vi que las psicólogas del Ceprev invitaban a un grupo de jóvenes a un taller. Yo también me monté en el camión y fui. En este taller sentí un cambio bastante grande, me di cuenta de lo que era el machismo, entendí por qué mi papá había actuado así, por qué yo me las “tiraba” de valiente y de que nadie me podía hacer nada.

Antes sentía que no valía nada porque el rechazo de mi padre me había marcado, después mejoré mi relación con él y logré perdonarlo. Me corrieron del trabajo, pero me sirvió bastante, porque decidí no repetir lo que había sido y comprendí que mi cambio podía ayudar a otros jóvenes.

Desde entonces me aparté de todas las bandas, de la violencia y de los asaltos. Con mi pareja puse un negocio de pasteles que fue creciendo y ahora le doy trabajo a otros seis jóvenes y me gano la vida bastante bien. En el Ceprev me decían “vos podés” y yo pude. Lo que gano ahorita no me lo ganaba ni cuando andaba haciendo cosas malas.

Anteriormente le pegaba a mi compañera, la amenazaba y por eso nos habíamos separado. Después de vivir la experiencia con el Ceprev, me acerqué a ella y le expliqué mi decisión de cambiar mi machismo, pero no me creyó del todo. Me dijo “hasta no ver tu cambio no regreso con vos”. Entonces le pedí que me acompañara a otro taller y comprendió que mi cambio era verdadero. Ahora nos comunicamos, dialogamos y no he vuelto a golpearla ni a insultarla. Puedo decir con sinceridad que vivo feliz con ella.

Antes los vecinos me tenían miedo y se me corrían. Ahora puedo entrar a cualquier casa de la comunidad y me abren las puertas. Me dicen que está muy bueno el trabajo que hicieron en mí y que yo ahora hago con muchos otros jóvenes que robaban y asaltaban y que ahora trabajan o estudian.

Incluso mi padre comprendió lo que es ser machista y autoritario. Se dio cuenta de que él también sufrió lo mismo con su padre y me pidió asistir a la primera charla que di en el barrio con los rotafolios del Ceprev. Cuando me escuchó se emocionó y lloró. Le pidió perdón a mi madre, a mí, a mi hermano y dijo que iba a poner de su parte para ser tolerante y comunicativo en vez de vivir a trompones y patadas. Y es cierto que lo ha hecho, ya no se escuchan sus gritos, trata mejor a mi madre, me echa el brazo cuando me saluda y quiere bastante a mis dos hijos.

Yo como padre también he cambiado mucho, antes no me importaban mis hijos, ahora son mi adoración, he dado un giro que nunca imaginé. Ahora sé lo que valgo, soy un hombre alegre con mis hijos, soy bueno y respetuoso.

Mi pasado fue terrible, pero ya pasó. Estoy pagando mi deuda a quienes hice daño integrando a más jóvenes al trabajo para prevenir la violencia y evitar los delitos. Desde mi corazón pido perdón a los que dañé. Las familias de esas personas han estado en mis charlas, participan con buen ánimo, me saludan y felicitan. Ellos me han perdonado y con el tiempo yo me he perdonado también.

 
Mónica Zalaquett
Directora Ejecutiva del CEPREV
(La autora relata testimonios de personas atendidas por el Centro de Prevención de la Violencia, CEPREV).

Publicado en la sección de Opinión del Nuevo Diario, Nicaragua el miércoles 19 de marzo de 2014.
0 Comments

    Archivos

    January 2016
    December 2015
    November 2015
    October 2015
    September 2015
    August 2015
    July 2015
    June 2015
    May 2015
    April 2015
    March 2015
    February 2015
    January 2015
    December 2014
    November 2014
    October 2014
    September 2014
    August 2014
    July 2014
    June 2014
    May 2014
    April 2014
    March 2014
    November 2013

    Categorias

    All
    Agenda Comun
    Compartir Experiencia
    Desayuno Trabajo
    El Cambio Empieza Por Mi
    Pronunciamiento

    RSS Feed

Powered by Create your own unique website with customizable templates.